La Arcilla
Desde tiempos remotos el uso de la arcilla, no sólo en la cosmetología, si no que también en la cura, ha demostrado sus amplias virtudes terapéuticas. Los egipcios por ejemplo usaban el barro del Nilo, en la estética, la momificación y por sobre todo en la cura. Aristóteles la recomendaba para la conservación de la salud. El romano Plinio la cita en su libro. En occidente tomó un nuevo impulso en el siglo veinte gracias a Gandhi y otros, quienes difundieron sus propiedades, utilizándose para ciertas dolencias, como por ejemplo en la tuberculosis y anemia. Esto hizo que, por sobre todo en Europa, se vendiese en herboristerías y farmacias.
La arcilla es un tipo de roca sedimentaria, originaria de la lenta erosión de los granitos del natural envejecimiento de los cristales de roca. Posee una diversidad de minerales que varían en su proporción según en el lugar donde se encuentra. Generalmente tiene oxido e hidróxido de hierro y aluminio, pero también encontramos silicatos, carbonatos, fosfatos, silicio, aluminio, hierro, magnesio y calcio. El color denuncia los aspectos de su composición. La arcilla tiene un grano microscópico de 2 micrones (milésima de milímetro) que la diferencia del barro y la arena.
La arcilla es fácil encontrarla en los márgenes de los ríos, en la bajante del mar y en la propia tierra donde la vegetación es baja con raíces cortas. Debe ser recogida lejos de la polución, viviendas, fábricas, depósitos, etc. Cuanto más profundo mayor pureza.
La arcilla debe ser secada al sol y guardada en recipientes no metálicos.
La arcilla tiene una gran capacidad de absorber energías negativas.
Sus principales propiedades son: absorbente, bactericida, antiséptica, analgésica, cicatrizante, desodorante. Potencia el sistema inmunológico, no posee toxicidad, da fuerza y vitalidad al tracto digestivo, contribuye la asimilación de nutrientes, actúa contra las diarreas, purifica y enriquece la sangre, posee capacidad de colaborar en la expulsión de toxina y energías extrañas provenientes de las radiaciones.
Cuando vamos a preparar la arcilla para uso externo el recipiente no debe ser de metal, el agua preferentemente no clorada y a temperatura ambiente. Hacemos la mezcla hasta lograr una pasta no chirla. Aplicamos una capa fina sobre el cuerpo en la región que vamos a tratar. Al secar retiramos la arcilla, ésta ya no debe reutilizarse. En áreas hinchadas, calientes y doloridas debe usarse con agua fría.
Para uso interno quienes la recomiendan, debe tomarse media cucharadita de café disuelta en un vaso de agua en ayunas durante 15 días, descansar una semana y retomar. No es recomendable para quienes sufren de constipación.
Hay otras formas de uso, como por ejemplo: poner una cucharada sopera en un recipiente en la heladera para disminuir algunos olores desagradables, así como también debajo de la cama de un enfermo, cambiándola una vez al día.
Debemos recordar que es muy común en nuestros campos la cura de ciertas heridas en los animales con barro, así como también en las podas de los árboles cubrir algunos cortes con barro.
Como vemos es un amplio espectro de posibilidades del uso de la arcilla. Ella puede colaborar en la cura de las dolencias de aquellas personas que están dispuestas a abrirse a naturales y sencillos caminos de armonización de nuestros cuerpos.
Pero no todos estamos dispuestos o listos para asimilar la arcilla, por eso le recordamos ante cualquier duda, consulte a su médico.
Quisiera comprar arcilla, como seria? soy de montevideo